“Pinto el silencio que llevo conmigo, a diario en mi vida”
Madre, dame el Sol / Óleo sobre tela / 135 x 135.4 cm / 2016 |
ENRIQUE CANTÚ
Por Avelina Lésper
Los dramas silenciosos de su pintura están sucediendo ahora mismo, en miles de hogares que callan lo que viven.
SER EL OTRO
Pinto el silencio que llevo conmigo, a diario en mi vida, y se lo imprimo a mis personajes generalmente, mis personajes llevan cierto parecido con mi existencia, aunque sean objetos son mis personajes, son parte de mí.
PADECER LO QUE SE AMA
Muchos dicen, “qué padre poder pintar porque te relajas, descansas y te olvidas” como si fuera terapia, pero la verdad es que muchas veces lo padeces, lo padeces con placer. Con gusto porque si lo haces toda la pasión que puedas tener no hay tal relajamiento.
SILENCIO Y VACÍO
Empecé a desarrollar espacios vacíos por el gusto por la arquitectura. Estudié varios años arquitectura y los espacios vacíos siempre me han llamado la atención, en mi pintura del 93 y el 92 están los espacios con algunos personajes o una fracción de espacio con personajes y así fue como empecé a desarrollar mis espacios vacíos pero que al mismo tiempo están habitados por las presencias que están cerca. El espacio es un personaje y las personas, los sujetos o los objetos que están dentro son el complemento.
CONSTRUIR AL SER
Cuando tengo un pensamiento y se convierte en la idea que debe ser, la idea que debo trabajar en una pieza, inmediatamente sé en dónde debo encontrar la luz, quién va a ser o qué tipo de persona va a ser, entonces es cuando lo empiezo a encontrar. Si no lo llego a encontrar, lo hago, lo construyo, tomo ojos de un lado, bocas de otro y hago un collage de la persona que yo me imagino, tengo revistas, fotografías de donde yo saco y hago mi collage si no lo tengo en vivo.
EL SER INCONCLUSO
Es como la escena final de una película. La dejo detenida para que tú la sigas resolviendo. En mis escenas cuando intervienen uno o dos personajes no sabes si se va a ir, si se va a quedar, si va a estar ahí permanente o dormido o seguirá pensando. Cada quien resuelve la escena como tenga su condición, o como su pensamiento se lo dicte. Para mí el cine, la literatura, la poesía, son básicos para poder crear imágenes, escenas.
EL SOL DE ENRIQUE CANTÚ
Es el Sol en las montañas de Monterrey, los personajes han terminado ya de decir, y nos toca el silencio que sigue al haber hablado todo, cosa que yo pienso que está en esta escena, que es la última escena de la obra de teatro “Espectros” de Ibsen. Es cuando Osvaldo dice “madre, dame el Sol”. El Sol aquí los está abrazando, está entrando, está penetrando en su ser, en su rostro, principalmente a Osvaldo el hijo. La madre lo que quiere es que su hijo se cure o en el caso de la obra, se muere. Es la última escena, es un instante; y es el instante más valioso. Es que el Sol es así. Como es vida, puede ser muerte, y es un ciclo, amanece y termina, anochece, se oculta. Es el caso en esta pintura, está asomando el Sol de la mañana y Osvaldo está terminando su vida, terminando una cadena de sufrimiento y de odio al padre, es un drama tremendo. La pintura la pueden ver como una pieza aunque no conozcan la obra de Ibsen o sin saber con qué está relacionada porque él la estrenó en 1881. El vestuario, la ambientación no es de la época, la quise traer a la actualidad y aquí está. Es mi Sol.
Sin título (Periódico intervenido) / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2016 |
Los maestros florentinos lo guiaron en sus decisiones pictóricas, en su decisión existencial lo guio penetrar y recrear el silencio, la suspensión de la escena, él mismo no habla mucho. Nació en Monterrey Nuevo León y vive bajo el espíritu de Tintoretto y Balthus.
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