sábado, 11 de mayo de 2013

Benjamín Domínguez

Ecce Homo / Óleo sobre tela / 157 x 136.5 cm / 2013

Gran narrador de historias reales o ficticias, seduce con su conversación plagada de los misterios del desierto. Nació en Chihuahua en 1942 y llegó a la Ciudad de México para estudiar pintura en la antigua Academia de San Carlos. Rodeado de su colección de arte y antigüedades, recuerda con sentido de humor los años de estudio y hambre durmiendo en la calle o en el taller de pintura de la escuela. Experto en tatuajes japoneses y en técnicas pictóricas más antiguas.

Ecce Homo


El placer y la violencia comparten la transgresión los límites en la búsqueda del dolor. En la obra de Benjamín Domínguez el placer es la referencia a un cuerpo que hace de sus apetitos un estado de permanente vulnerabilidad. El buey desollado al lado de un hombre que experimenta la tortura, entre la penitencia y la voluptuosidad, la promiscuidad y el fanatismo, es la consagración de sacrificio que purifica. Domínguez aplica hoja de oro en brocados barrocos, explota la parafernalia sadomasoquista y crea atmósferas decadentes, sin tiempo, fetichistas, se hunde en las pasiones de la más oscura naturaleza humana. El buey es un despojo, el ser humano es un despojo después de saciar sus instintos.

Periódico intervenido / Tinta sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2013



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