sábado, 6 de julio de 2013

José María Martínez

El conejo de Alicia en México / Óleo sobre tela / 127 x 66.7 cm / 2012

Nómada, recolecta a su paso paisajes, imágenes e historias para llevarlas al lienzo. Nació en 1974 en el pueblo de Jilotzingo, en el Estado de México. Sus inicios en la pintura y el dibujo fueron autodidactas y precoces. La enfermedad del cuerpo y de la sociedad le inquietan, pinta mujeres con los senos mutilados por el cáncer o golpeadas por una violencia ya tradicional en la descomposición que nos rodea. En otras ocasiones se detiene en la paz de naturalezas muertas minimalistas: una tortilla, una tuna.

El conejo de Alicia en México


Las fantasías son aplastadas por la crueldad. Una naturaleza muerta evoluciona a metáfora de la de la depredación. En una sociedad en la que sobrevive el más fuerte las victimas ya no evocan la compasión, son trofeos de caza, son evidencias de la fuerza del otro. José María Martínez Hernández cuelga a un conejo y lo despoja de su piel. En un fondo negro la luz rodea la cabeza del sacrificado animal, para que veamos lo que el pintor señala. La pintura se llama El Conejo de Alicia en México, es decir, aquí entre la violencia, la primera víctima son los sueños, las juegos infantiles, la evocación de un mundo de historias sin consecuencias mortales. La pintura cuidadosa de este despojo, de este ser sin vida, es un homenaje a la delicada estructura de nuestra paz.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2013



No hay comentarios.:

Publicar un comentario