lunes, 7 de octubre de 2013

Blanca Rivera Río

Silencioso beso del fuego / Óleo sobre lienzo / 185 x 270 cm / 2013

Llama a su taller “mi santuario”. Ahí reflexiona en medio de la soledad y hace contacto consigo misma, huye del ruido agobiador de la ciudad, y del caos. Se inspira con la belleza natural y se confianza creyente “agradezco a Dios, todos los días, permitirme amanecer y anochecer en este lugar”. Tiene pasión por la obra gráfica, realiza litografías en gran formato, se desata con las manchas y los contrastes de las tintas. Cuando la pasión del color la inunda escucha una selección musical ecléctica, desde Joan Báez hasta rumba flamenca.

Silencioso beso del fuego

Los colores del desierto, los días ardientes, la temperatura helada de sus noches, el amanecer enfría los tonos y el ocaso los enardece. La pintura de Blanca Rivera Río persigue esos colores y los plasma en el enigma de un paisaje abstracto. No sabe cuántas capas aplica al lienzo para que tenga el estallido del sol y la transparencia del aire. La mirada concentra al centro la fuerza del lienzo. El desierto nos muestra los extremos de la existencia, este díptico lleva en sus tonos esa dualidad que divide a un solo mundo. Cada lienzo tiene una ventana que delimita un espacio simbólico, superpuestas sobre un paisaje que no define, insinúa, menciona. El desierto cambia constantemente, se erosiona, aquí queda suspendido dentro del marco espacial del lienzo.

Periódico intervenido / Acrílico sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2013 

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