lunes, 21 de noviembre de 2016

Patricia Sanchez

“He llorado mientras pinto, es mi válvula de escape”

Soma (espejo de plata) / Óleo y hoja de plata falsa sobre lienzo / 133.5 x 133.5 cm / 2016

PATRICIA SANCHÉZ SAIFFE 
Por Avelina Lésper

Su conversación es un torrente de emociones, la pintura es un espejo donde se refleja, y se analiza. 

DUALIDAD Y PINTURA
Nada más en la pintura puedo realmente sacar a mi ser, tiendo a ir a los extremos, siento mucho y al mismo tiempo pienso mucho, no hay un punto medio. Hago muchísimos bocetos, desarrollo la obra en el papel; ya cuando estoy frente al lienzo, en la ejecución quiero que me hable de lo que estoy sintiendo, que se ahorca en el corazón, que quiere salir por la boca. Echo mano de la técnica y las emociones para que cada cuadro tenga un pedacito de alma. 

SENTIR LA PINTURA
He llorado mientras pinto, me he enojado, asustado, pintar es mi válvula de escape. En mis cuadernos donde boceteo también escribo, son mis diarios de vida, realmente ahí caen las lágrimas o me enojo y vuelvo a vivirlo, hay ocasiones en que está a flor de piel el tema que me motivó a pintar, y me trabo y no puedo. Hay un cuadro en especial, se llama El Escriba, pinté a mi papá porque viví enamorada de él, lo personifico en un escriba con una vela en la cabeza, es la luz creadora, sin embargo cuando estaba poniendo cera derretida en la cabeza, recibí la llamada de que mi papá le dio un derrame cerebral. No pude volverme a enfrentar con ese cuadro, lloraba y lloraba, viví una catarsis hasta que lo superé, lo terminé, me gustó y dije qué bueno, sigue vivo, sigue contando historias.

RETARSE CON LA PINTURA
Pinto para mí, no pinto para agradarle a nadie más, pinto para forzarme a mí misma a que cada cuadro sea a partir de cero. Tengo el conocimiento que se va sumando, se va adiestrando la mano, el ojo, sin embargo, pinto para estar satisfecha, para decir “pude subir otro escalón”. 
Tal vez solamente yo lo perciba y sepa que en cada cuadro me pongo un reto, porque cuando me dé por satisfecha y nada más esté pintando por tener una producción, en ese momento se terminó el por qué pinto. Mi ojo es muy crítico, puedo tardarme meses en un cuadro hasta que me gusta, lo dejo descansar y después lo retomo para verlo con ojos nuevos y se puede enriquecer con lo que fui aprendiendo en ese inter en el que estuvo dormido.

LA LUNA DE PATRICIA
Es de hoja de plata porque tiene capacidad de reflejar diferentes fases, va a cambiar con la luz. A esos movimientos cíclicos se le atribuye el elixir de la vida, porque crece, se llena, se va menguando, muere y vuelve a nacer. Nos ubica terrenales pero al mismo tiempo eternos. En los textos Vedas dice que la Luna es el recipiente del Soma, del que beben los dioses y los muertos que vuelven a comenzar un nuevo ciclo. Ella es el Soma y hay gotas en el brazo, también hay un tubo de ensayo con ese líquido y se traduce en todos los fluidos. Es frontal, sin embargo un poco ladeada porque está terminando de llenarse, es una Luna creciente, por eso hay unas gotas que están completando el círculo que está alrededor de ella. La Luna llena sólo es un momento, hay mucho tiempo decreciente, pero ese momento en donde se enfrenta directamente al Sol es cuando surge toda su luz, es una tez muy pálida. Tiene levantado el brazo izquierdo que es el lado femenino, está diciendo “no tengo nada que ocultar, me estoy mostrando como soy”. Mi energía indómita de mujer hizo lo que quiso.

Sin título (Periódico intervenido) / Acrílico, carbón y óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2016




Autodidacta y perfeccionista, lleva una relación profundamente emocional con su pintura. Evoluciona con observación de cada detalle de la realidad y de su trabajo que sigue basando en prueba y error, y en la comunicación con otros pintores. Su gato es un asesor cotidiano de sus pinturas. 

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